domingo, 27 de julio de 2014

EN LA ASONANCIA DE LAS VOCES

 
 
 
 
 
 
 
En la asonancia de las voces, y el ruido de los clarinetes oigo tu voz, siento tus pasos y  tu aroma perfumado me perturba cada vez más; no sé, si el delirio mañanero, haya hecho este milagro o esté soñando tendienda en la hierba, como el que sueña con estrellitas negras.

¡Ah! pero al fin te veo, el sol te refleja en el lago de mis ensueños como cien mariposas doradas, me hablas y mi nombre en tus labios, es música sola; si pudiera decirte que no te quiero, pero negarlo, no puedo.

Hoy cuando ya ha pasado el tiempo en que mi delirio y tu pasión se han acabado, me queda el recuerdo de tu beso, de tu rosa y de tu palabra que es hermosa.

Aún olvidarte no he podido, tal vez sea que la arena del reloj no ha caído, y que si en aquellos días la vida me hacía tan feliz, espero con sinceridad que nunca del  cielo se borre nuestro amor, y si dejó de existir porque lo quisimos así, deseo que nuestra amistad, no se acabe jamás.

TENUE LUZ DE LUNA

 
 
 
 
 
 
 
Durmiendo bajo la tenue luz de la luna, estaba mi pensamiento siguiendote, el soplo calmado del viento, azotaba con dulzura mis cabellos alborotados. Las estrellas dormían vigiladas por mi mirada perdida, sin saberlo, en ilusiones de príncipes mágicos, flores de colores cristalinos y nubes que viajaban por mis sueños, color pastel.

La noche me deparaba tu imagen a cada instante, estabas tan cerca pero tan lejos, mis manos podían tocarte pero nunca creo mi pensamiento lo logrará. Siempre estarás como lejano, aunque pueda escuchar el látido de tu corazón y el vaiven de tu respiración.

Creo con un poco de loca certeza que te amo con obsesión, quizás el corazón se equivoque ante tal situación. Delirio en el profundo sentir de tu mirar, y un solo gesto tuyo me convertiría en finos y minúsculos cristales de azúcar o tal vez la fibra en el centro de mi pecho, me haría llorar de felicidad ante tal emoción.

El alba y su claridad me sorprendieron absorta en el fondo de mis sentimientos, me quede mirando el cielo que se tornaba de colores que nunca había visto más bellos que aquel día; en que la luz de la luna estaba junto a mi pensamiento, siguiendote.

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