domingo, 27 de julio de 2014

EN LA ASONANCIA DE LAS VOCES

 
 
 
 
 
 
 
En la asonancia de las voces, y el ruido de los clarinetes oigo tu voz, siento tus pasos y  tu aroma perfumado me perturba cada vez más; no sé, si el delirio mañanero, haya hecho este milagro o esté soñando tendienda en la hierba, como el que sueña con estrellitas negras.

¡Ah! pero al fin te veo, el sol te refleja en el lago de mis ensueños como cien mariposas doradas, me hablas y mi nombre en tus labios, es música sola; si pudiera decirte que no te quiero, pero negarlo, no puedo.

Hoy cuando ya ha pasado el tiempo en que mi delirio y tu pasión se han acabado, me queda el recuerdo de tu beso, de tu rosa y de tu palabra que es hermosa.

Aún olvidarte no he podido, tal vez sea que la arena del reloj no ha caído, y que si en aquellos días la vida me hacía tan feliz, espero con sinceridad que nunca del  cielo se borre nuestro amor, y si dejó de existir porque lo quisimos así, deseo que nuestra amistad, no se acabe jamás.

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