A lo lejos se escuchan las vocecitas de los niños
entonando los villancicos. Hace frío afuera Tulia está emocionada, ya va a ser
medianoche, y se siente una magia indescriptible en el ambiente. Los adultos
conversan, ríen y los más pequeños esperan ansiosos la llegada de Santa.
El árbol lleno de adornos brilla con su lucecitas
encendidas que titilan; bambalinas rojas, doradas; reflejan destellos hermosos.
Al pie, algunos obsequios que ha traído la abuela ¿Qué serán? Los niños tratan
de adivinar alzando las cajas y agitándolas también.
Desde la cocina, los olores se mezclan,
infinitamente deliciosos; que exquisito festín. La Navidad sin duda, nos
regala ese placer culposo al paladar.
Tulia, entre tanto, se aleja de los otros niños,
luce un hermoso vestido a cuadros regalo de su madrina. Se acerca al pesebre y
lo observa con detenimiento, que figuras tan bonitas y delicadas, piensa. Luego
se aproxima al árbol y aprecia lo gigantesco que es, en la punta una linda
estrella lo corona, y Tulia se deja fascinar por lo que ve.
Los niños corretean, juegan a las escondidas,
comen galletitas, cantan, ríen, sueñan. Es la noche más especial del año; sin
embargo, Tulia, recuerda con tristeza aquel niñito que ella y su madre han
encontrado al salir de la pastelería, esta mañana; estaba mal vestido, aunque
sus ojos brillaban. La madre de Tulia le ha comprado un biscocho; él les ha
deseado Feliz Navidad. Tulia presiente, que el no será tan feliz esa noche; a
diferencia de ella; que está junto a su familia, en su casa, llena de adornos y
gente.
Al otro lado de la ciudad, está Joaquín, un niño
muy especial. Él, vive con sus padres y cuatro hermanitos; Joaquín estudia y
ayuda a sus padres en el mercado vendiendo frutas y hortalizas. Su sueño, ser
médico cuando sea grande.
En su casa, sus hermanitos corretean de un lado a
otro, no paran de gritar entusiasmados, pronto Santa llegará. Su madre cocina
algo especial, pues es víspera de Navidad. Su padre ha encendido la radio, la
música invade el hogar, y se escucha desde la calle, la algarabía de los
vecinos al pasar.
Joaquín tiene una sorpresa especial, dinero ha
guardado al trabajar ayudando a papá, ha comprado cuatro lindos juguetes que a
sus hermanitos obsequiará.
El reloj de la sala, ha dado la hora, la
medianoche ha llegado, y en el cielo, se hace una fiesta multicolor. Tulia ríe,
canta, es feliz, el abrazo familiar los une a todos. El árbol se ha llenado de
obsequios, los niños corren, ya es Navidad. Se abren los obsequios, todo es
alegría. Tulia, ha recibido un libro, una pulsera, una muñeca; tiene un sin fin
de regalos; pero de pronto, recuerda al niño y el brillo especial de sus ojos,
y piensa seguro no recibirá tantos regalos esta Navidad.
Los ojos de Joaquín brillan, son dos estrellas
relucientes, corre a su habitación, trae los obsequios para sus hermanos. Los
pequeños se emocionan aún más, la
Navidad ha llegado de verdad. El niño los abraza y sus padres
también. Joaquín también recibe una sorpresa, el maletín de doctor, que siempre
ha querido, es feliz; muy feliz.
La algarabía va decayendo en la ciudad, las luces
en las casas se van apagando, el silencio y la quietud se apoderan de las
calles. Los niños duermen abrazados a sus juguetes. Joaquín también duerme,
esta noche ha recibido el mejor de los regalos, la alegría de sus hermanitos al
recibir sus obsequios de Navidad, porque es en el dar que recibimos más.