Y así despierta Caracas, por un soplo vegetal.
La gente por los caminos y por las calles también
van: rezando,
Van llorando o tan sólo recordando… Y así
despierta Caracas.
En
la noche engalanada de estrellas se ve alumbrada, de gente abarrotada, de
sueños envenenada. Y Caracas, al mediodía, el sol resalta su resplandor.
El
vendedor de periódicos, el mendigo de la plaza; va diciendo hacía si mismo ¡Qué
Bella es mi Caracas! Aunque vendiendo periódicos o pidiendo limosna. ¡Qué Bella
es mi Caracas! Y el rico y aún el pobre… ¡Qué Bella es mi Caracas!
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