Necesito decir lo que siento, pero de que
manera lo expreso, es lo que llevo por dentro.
No son palabras las que quiero decir, ni hechos
los que quiero mostrar; son sentimientos que como hojas al viento me tocan al
pasar.
Tan solo necesito un día, un minuto, un segundo
para decirlo; pero todo sucede tan violentamente que apenas puedo darme cuenta
de lo preciso de mi existencia.
Notas de arena se deslizan sobre el reloj, y
entre mis dedos no las puedo detener; pero en realidad de pronto me doy cuenta
de que no tengo nada que decir, o lo que es peor nada que sentir.
¡Ah! Pero un momento, si tan solo alguien se
detuviera en el umbral de la puerta que aún esta abierta; podría con certeza
decírselo, pero no vale la pena…
Todos se detienen, escuchan pero lo olvidan,
están atosigados de prejuicios, de necesidades superfluas; y la sociedad que
los rodea, no les permite, detenerse ante algo inmaterial pero humano…
¡Ah! Me olvidaba, ya no son humanos, son
esclavos de la civilización y lo que es peor están encerrados muy adentro de sí
mismos, y no quieren escuchar y mucho menos hablar… solo quieren triunfar,
triunfar sobre los demás…
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